¿Alguna vez has tenido dificultades para expresarte en una reunión? ¿Te ha pasado que dudas a la hora de dar tu opinión por miedo al conflicto? ¿O, por el contrario, hablas con demasiada firmeza y corres el riesgo de incomodar a tus interlocutores?
En el mundo profesional actual, desarrollar la asertividad se ha convertido en una habilidad imprescindible. Ya sea para mejorar la comunicación en el entorno empresarial, gestionar conflictos o fortalecer el liderazgo, la asertividad permite expresarse con claridad y seguridad, sin caer en la agresividad ni en la pasividad.
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La palabra "asertividad" proviene del término inglés "assertiveness". Se refiere a la capacidad de expresar ideas y opiniones, transmitir mensajes con claridad, manteniéndose flexible, abierto y adaptado a su(s) interlocutor(es). Ser asertivo significa atreverse a afirmarse sin deteriorar las relaciones con el entorno. Es adoptar un enfoque auténtico de compartir puntos de vista, mientras escuchas los de tu interlocutor en una posición de igualdad—ni dominante ni subordinada—con una intención real de construir juntos. Todo ello, teniendo en cuenta que no siempre será posible llegar a un punto de acuerdo, pero con la voluntad genuina de buscarlo.
De manera más concreta, una persona asertiva sabe:
En resumen, podríamos decir que ser asertivo significa “ser firme en el fondo, pero flexible en la forma”.
En el entorno profesional, las interacciones son constantes. En este contexto, la asertividad es una competencia clave para comunicarse, negociar y ejercer el liderazgo de manera inteligente. Ser asertivo significa expresarse con claridad y convicción, respetando a la vez las ideas y emociones de los demás. Esta habilidad permite establecer relaciones laborales más sanas y productivas, lo que se traduce en una mejor colaboración, una toma de decisiones más eficaz y una gestión de conflictos más serena.
Un manager asertivo sabe comunicar con claridad sus expectativas, al tiempo que escucha activamente a sus equipos. Su asertividad inspira confianza y fomenta un entorno de trabajo positivo y motivador, donde cada persona se siente libre de expresar sus necesidades e ideas.
La asertividad es especialmente útil en situaciones difíciles como la gestión de conflictos o los feedbacks de reajuste, donde encontrar el equilibrio entre firmeza y empatía es esencial.
Un colaborador asertivo es aquel que sabe:
En un equipo donde la asertividad está bien desarrollada, hay menos malentendidos, los intercambios son más fluidos, el ambiente es más sereno y, en definitiva, se logra una mayor eficacia colectiva.
El área de RRHH juega un papel clave en el desarrollo de la asertividad dentro de la empresa:
Cuando todo va bien, ser asertivo no es difícil. La verdadera prueba ocurre en situaciones complejas o estresantes. Ante estos momentos, identificamos tres formas de reaccionar que no son asertivas:
Levantar la voz o perder el control no es asertividad.
Por miedo a generar conflicto, optamos por callarnos, afectando nuestra confianza.
Alternar entre una actitud amable y una postura firme confunde a los demás y erosiona la confianza ya que la persona con la que se interactúa nunca sabrá realmente a qué atenerse.
El reto de desarrollar la asertividad está en evitar caer en la pasividad o en la manipulación, optando siempre por una comunicación clara y equilibrada.
¡Veamos juntos cómo hacerlo!
¿Cuáles son tus convicciones? ¿Qué ideas clave quieres transmitir?
Expresa tu intención de encontrar una solución común.
Reformula lo que dice tu interlocutor para construir un diálogo real entre sus ideas: convicciones, sus mensajes clave y los tuyos. El objetivo es mostrar a su interlocutor su deseo de comprender e integrar su punto de vista.
La asertividad no significa "nunca equivocarse". Es importante poder decir: "Tienes razón, veamos cómo podemos construir una mejor solución con tus ideas". La falta de asertividad suele ir de la mano con el rechazo a admitir errores o aceptar feedbacks.
El objetivo es, entender lo que nuestras emociones quieren decirnos sobre nuestras necesidades. Es importante no olvidar preguntar a la persona sobre sus sentimientos, especialmente si percibimos que se puede estar sintiendo incómodo/a. De hecho, más allá de los diálogos, a menudo existen malentendidos y dificultades conflictivas que no se expresan adecuadamente o se evitan. Al interesarte por los sentimientos de la otra persona, podrás ver lo que se expresa su lenguaje no verbal.
Para ser asertivo/a en todo momento, una de las claves es evitar el "tú" y privilegiar el "yo". Cuando decimos "tú", estamos culpando al otro. Esto lo llamamos el "tú" que mata. Mejor di: "Esto es lo que pienso, ¿y tú qué opinas?"
La asertividad es un proceso de aprendizaje que dura toda la vida. Todos, en algún momento, caemos en alguno de nuestros "mecanismos de protección": la agresividad, la pasividad o la manipulación.
El primer paso para desarrollar nuestra asertividad es identificar cuál es nuestro mecanismo de protección y aprender a dejarlo atrás cuando aparezca. El segundo es ser indulgentes con nosotros mismos y aceptar que aprender a ser asertivo lleva tiempo.
En Talentis, acompañamos a profesionales y líderes en el desarrollo de su asertividad, ayudándolos a comunicarse con confianza y autenticidad.
La asertividad implica expresar opiniones con respeto y escucha, mientras que la agresividad impone un punto de vista sin considerar a los demás.
Practica la escucha activa, usa frases claras ("Creo que...") y formula preguntas abiertas para fomentar el diálogo.
Mejora la gestión de conflictos, refuerza la confianza y facilita la comunicación entre managers y equipos.
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