La asertividad es una cualidad muy valorada en el ámbito laboral. Ya sea para resolver un conflicto o tomar una decisión, ser asertivo te permite mantener firmeza en tus convicciones mientras te mantienes flexible en tu enfoque. Sin embargo, es importante tener en cuenta que ser asertivo (o demostrar asertividad) no significa alcanzar tus objetivos a cualquier costo; más bien, implica estar en una postura de escucha activa mientras te das la oportunidad de expresar tu punto de vista. La asertividad es un arte delicado de dominar, por lo que suele ser un enfoque prioritario de desarrollo abordado durante las sesiones de coaching profesional.
El término "asertividad" proviene del inglés "assertiveness". Se refiere a la capacidad de expresar ideas, opiniones y mensajes de manera flexible, receptiva y adaptable a los interlocutores. Si tuviéramos que resumir la noción de asertividad, diríamos que se trata de atreverse a afirmarse manteniendo relaciones positivas con el entorno. Es adoptar una actitud auténtica de compartir puntos de vista mientras se escucha verdaderamente a los demás, en una posición de igualdad, ni dominante ni subordinada, con un genuino deseo de compartir y construir juntos. Todo ello con la conciencia de que no siempre es posible encontrar un acuerdo, pero que se desea sinceramente.
Hablando más concretamente, muestra asertividad aquella persona que sabe:
En negociaciones, la asertividad es especialmente útil en situaciones de tensión:
Cuando todo va bien, no es difícil mantenerse asertivo. Para saber si realmente somos asertivos, debemos enfrentarnos a situaciones difíciles, situaciones estresantes como las mencionadas anteriormente. Frente a tales situaciones, hemos identificado 3 formas de comportamiento que no son asertivas:
Cuando gritamos, nos enojamos, perdemos la compostura, es todo menos ser asertivos.
En el afán de preservar la relación, tendemos a callar lo que realmente pensamos.
Se refiere a ser a veces amigable, a veces firme. El problema es que la otra persona nunca sabrá realmente a qué atenerse.
El desafío cuando se busca desarrollar la asertividad es, por lo tanto, no ser pasivo ni manipulador, sino asertivo. ¡Veamos juntos cómo!
¿Cuáles son tus convicciones? ¿Cuáles son las ideas principales de tu mensaje?
Explica a tu interlocutor tu deseo de encontrar una solución común.
Reformula lo que dice tu interlocutor para establecer un diálogo real entre tus ideas: tus convicciones, tus mensajes sólidos, y los de tu interlocutor. El objetivo: mostrar a tu interlocutor tu deseo de entender e integrar su punto de vista.
La asertividad no significa "nunca estar equivocado". También debemos ser capaces de decir "Al final tienes razón, veamos cómo podemos construir nuevas soluciones con tus ideas y propuestas que me han convencido. La falta de asertividad a menudo va de la mano con el rechazo a estar equivocado, el rechazo a las críticas y los feedbacks.
El objetivo principal es entender qué nos están diciendo nuestras emociones sobre nuestras necesidades y nuestras peticiones a los demás. Además, es importante cuestionar a la persona sobre sus sentimientos, especialmente si percibes que está incómoda. De hecho, más allá de las conversaciones, a menudo hay malentendidos, dificultades conflictivas que se expresan poco o nada. Al interesarte por los sentimientos de la persona, podrás observar lo que se manifiesta en ella a través de su lenguaje no verbal.
Para demostrar asertividad en cualquier situación, una de las claves es evitar el "tú" y privilegiar el "yo". Cuando se utiliza el "tú", se está señalando al otro como equivocado. En su lugar, es preferible decir: "Esto es lo que pienso, ¿y tú qué opinas?".
La asertividad es una cuestión de vida. Todos nosotros, en algún momento, nos vemos atraídos por una de nuestras "muletas" cuando enfrentamos dificultades. Ya sea la "muleta" de la agresividad, la "muleta" de la evasión/pasividad o la "muleta" de la manipulación. Lo primero que debemos hacer para desarrollar nuestra asertividad es identificar nuestra "muleta" para poder soltarla cuando se nos presente. Lo segundo es ser indulgentes con nosotros mismos y reconocer que desarrollar nuestra asertividad lleva tiempo. Ser asertivo no es algo innato, excepto para muy pocas personas. Como coaches de Talentis, sabemos cómo guiar a las personas que desean desarrollar su asertividad.
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